Por Jonathan Pender
Fotos: Jonathan Pender/Álvaro Vildoza
En el marco de la 35º edición de la Fiesta Provincial del Inmigrante, organizada por la Asociación de Entidades Extranjeras y la Municipalidad de Berisso, se realizó el mítico Desembarco de los Inmigrantes.
Como no podía ser de otra manera, una vez más el puerto berissense fue testigo de la representación de la llegada de los inmigrantes a nuestro país. Como es habitual desde hace ya 34 años, todos los meses de Septiembre, las 20 colectividades arraigadas en nuestra región visten de color las calles, demostrándonos que el legado no se ha perdido.
La convocatoria fue multitudinaria. Música, bailes, comidas y trajes típicos, fueron los protagonistas de la celebración. Equipo de mate en mano, una sonrisa en la cara y mucha euforia para recibir el mítico desembarco de los inmigrantes, el cual se hizo esperar. El viento daba batalla y les complicaba a los capitanes el manejo del gran barco, que le dio marco a esta hermosa fiesta.
Un poco de historia
Antiguamente las actividades artísticas y los festejos solo estaban destinados a los socios y miembros de cada comunidad, con la finalidad de mantener la identidad nacional: tradiciones, idioma y costumbres. Recién a fines de los años cuarenta se produjo una participación popular cuando surgieron los coros integrados por obreros y estudiantes. Luego de tantas historias, dialectos, amores y desamores la “Fiesta del Inmigrante” fue declara patrimonio cultural de la provincia de Buenos Aires.
Con lágrimas en los ojos
Si bien el día mucho no acompañaba, porque hacía frío y en varias oportunidades llovió un poco, el clima que se vivía era festivo. La gente estaba feliz de lo que acontecía y no faltó quien contara sus anécdotas de niñez. Todos éramos amigos, no importaba si no nos cosiéramos.
-Cuando llegamos de Italia
-Yo era muy chica
-Que lindo revivir toda esta historia
Estas y de más frases fueron recurrentes en muchos de los espectadores, que recordaban su llegada en barco, a estas tierras que lo acobijaron hasta estos días.
Los Transeúntes tuvimos la posibilidad de acceder al barco donde estaban algunos de los inmigrantes que aún preexisten y sus familiares. Nervios, melancolía por el que ya no está y plenitud por poder mantener viva la llama de su país. ¿Cómo trasmitirles lo que se vivía?, hay que atravesarlo para sentirlo.
La gran mayoría tenía en sus manos fotos viejas, pasaportes, documentos y hasta boletines de vaya uno a saber de cuándo. Se mantenían intactos, como si el tiempo no hubiese pasado. De alguna manera eso es lo que intentan, conservar y transmitir a las nuevas generaciones sus costumbres y creencias. Sin olvidar a la Argentina, país que le abrió sus brazos para que pudieran “volver a empezar”.
“Traíamos las maletas llenas de sueños e ilusiones”, me confió una señora a la cual no pude ni siquiera preguntarle el nombre porque tuvimos que bajar del barco.
Los festejos continúan hasta fines de Octubre, si nunca participaste (como era mi caso) prepárate el mate, hacete una rica torta, agarra la cámara y ándate para Berisso. Yo sé porque te lo digo.
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